¿Charlie
Kauffman hizo un filme con una trama lineal? ¿Con una gran metáfora en lugar de
cien pequeñas? ¿Sin alteración del orden en el tiempo o con distintas capas en
su historia? ¿Quién diría? Yo creo firmemente que para ser como los grandes
directores que rompen las reglas narrativas (Lynch, los Coens, Bergman), tienes
que saber cómo esas reglas funcionan en primer lugar, es decir debes saber
contar una historia lineal de principio a fin. Y creo que con este filme,
Kauffman me da la razón, porque esté es un filme un poco más alejado de su
estilo tradicional de contar historias pero que no pierde ni una pizca de la
enorme calidad que siempre ha demostrado.
Pero todo
esto no es decir que el cineasta deje de ser el mismo, este filme es puro
Kauffman en su realismo, sus temas y por supuesto el uso del lenguaje cinematográfico
como parte de la trama para dar su mensaje. En este caso, hace gran uso tanto técnico
como metafórico de la animación, con un excelente trabajo de stop-motion. El detalle en los diseños es impresionante: cada arruga y expresión está
presentada con tanto cuidado y permite ver más la tristeza y conflicto de los
personajes, aquí hay que dar crédito al también director del filme Duke Johnson
por aportar su conocimiento en animación. Y a parte,
aprovecho para señalar que en la producción también se incluye Dino Stamatopoulos,
que me alegra que siga apoyando proyectos melancólicos y de inmensa humanidad
como en los que ya se ha involucrado antes (Si no la has hecho todavía,
recomiendo su original serie Moral Orel, para que sepan de qué hablo).
Y es un gran
alivio que la animación sea tan realista y detallada como es, porque se
convierte en un componente clave de la cinematografía del filme, que requiere
muchos acercamientos a los rostros para captar las emociones de los personajes
y contrastarlos con los fríos ambientes del hotel y la estéril noche (Aunque
sigue siendo un ambiente hipnótico y hermoso) reflejando de manera visual el
tema de buscar lo especial en la vida en medio de un mundo poco satisfactorio.
Kauffman
siempre se ha interesado con la mente humana y en particular la del hombre, y
aquí volvemos a ese tema entrando en la mente de un hombre que ha perdido la
emoción por la vida y que, como la sociedad tristemente nos enseña, busca
llenar su vacío idealizando a una mujer, viéndola como una solución a sus problemas
en lugar de una persona.
Lo que es
brillante de Anomalisa, es que entiende perfectamente la tragedia que
conlleva este modo de pensar, ya que ninguna persona podrá llegar a los estándares
idóneos que creamos en nuestra mente. Pero a su vez la historia está consciente
que está depresión solo nace de una manera egocentrista de ver el mundo. Y eso
tal vez sea lo más triste de todo: Anomalisa sabe que las peores
tragedias están dentro de la mente de las propias personas que las viven ¿Y
quién mejor para llevarnos a la mente de una persona viviendo una tragedia que
quién lo ha hecho toda su carrera? Grande Kauffman, Grande.
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